Es un hombre mayor, lleno de experiencia. Los nietos lo cansan, le preguntan cosas y para vengarse, el los cansa a ellos con respuestas largas.
Pero esta serio hoy, lee el diario con tanta concentración para estar en silencio y que no lo molesten.
Suena el telefono y no quiere atender. Sabe que no es para él. La casa está habitada así que alguien atenderá. Cuando no deja de sonar, se para del sillon y comenta al caminar, lo inutiles que son todos. Hasta que se topa con su mujer, a la que le dice, si acaso no escucha el telefono, si ya quedo sorda o si hay que operarla del oido.
Vuelve al sillon y tarda en concentrarse. El llamado no era para él. Se siente un tanto solo. A la mujer la esquiva, hasta que la recuerda cuando suena nuevamente el telefono.
El tiempo pasa, ni un ruido en la casa, salvo una puerta que se cierra. Se saca los anteojos, mira hacia el costado. Nadie ni nada alrededor.
Vuelve a ponerse los anteojos para leer ese diario insulso, se acomoda el cuello de la camisa y así queda dormido.
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