En la vereda de su casa siempre estaba el gato malo que nunca puede jugar con ella. Le busco agua, comida, cualquier cosa para que sea de ella. Así que desde la ventana una mañana le empezo a tirar piedras, marcadores, todo lo que encontraba para golpearlo, para distraerlo, para volverlo loco. El gato miraba para todos lados y salia corriendo. Ella se asomaba de vuelta y no estaba mas. Mas tarde el gato pasó por la cocina. Ella estaba con su mama, que le conto que el gato habia tenido gatitos. La nena se puso nerviosa. Y no le importó.