Periodista, locutor, trabajaba todas las noches en una radio. Con su sueldo que escondía, compró un bajo, después guitarra y otros instrumentos de percusión. Al tiempo alquiló un departamento que lo usaba para guardar sus instrumentos hasta que le contó a su mujer que le gustaba más la música que cualquier otra cosa.
Salía de la radio y se iba a ese departamento de un ambiente, con insomnio y excitación a tocar su bajo y hacer música, pero no volvía a su casa. Su mujer lo celaba con la idea de que estaba con otra mujer. El ni contestaba, volvía con tanto sueño que solo dormía para volver a ir a la radio.