Vuelve de la fabrica de muebles y se queja de todo. Abre una botella de vino, come con la familia, enojado, rabioso, los negocios no salen como quiere. No termina de comer, no fuma y habla. Habla de toda la política del momento, de la vida en el extranjero, de lo mal que funciona todo en su país. Lo miran, los demás le quieren hablar, pero la mira a la hija y la lleva a hablar lejos. - ¿tenés unos pesos para prestarme?.- La hija le contesta que sí y vuelven a la mesa y agradece un café modestamente.
Mas tarde el marido de la hija llama a su celular y atiende levantándose, yéndose otra vez de la mesa. - Necesito la guita porque no llego con lo del préstamo. - ...Si, la tengo. Cuando vengas ahora, te la doy.-
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