Venus en Casa XII

Ay pero qué ternura mi soledad!-le dijo su inconciente, y la calmó sedándole todo el cuerpo.
Las ganas concientes de estar enamorada hicieron que se apene inmediatamente.
La inconciencia le volvió a hablar diciéndole que el amor es resignar.......
La conciencia recordó a alguien que le gusta. La inconciencia le pide que lo llame.
La conciencia lo hace y  al hablarle se siente rechazada, ese alguien está impedido...no podría.
La inconciencia la calla. Silencios sanando.
.....Ay pero qué ternura mi soledad!, luego dice conciente....

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