Luna en Casa V


Seduce a las paredes, a los suelos y techos. Aunque permanezca acostada en la cama mientras habla con su amiga contando sus últimas conquistas amorosas. Con su cuerpo enorme, sus casi ciento diez kilos que tapa en prendas apretadas y accesorios femeninos, está en una posición que muestra sus curvas sensuales y su exagerado volumen. Pueden verse las venas explotar en las piernas cuando las cruza o las levanta para acomodarse pero no permiten opacarle la gracia con la que habla y mueve sus manos y ojos.
Se queja de su última pareja que parece depender tanto de ella como ella de su cuerpo y dice querer elegir entre el amante que la convierte en mujer  infiel y atrevida, porque todo el amor que sentía está extinguiéndose en la rutina de la convivencia. 
Es una gloria escucharla hablar de sus hazañas afectivas, cuando cuenta que viajando en colectivo conoció a su  actual juguete sexual, con una simple conversación y unas miradas seductoras, logrando  atraer a ese nuevo hombre que la desea con ahínco y fervor y convirtiéndose en amante no la abandona.
Y para respirar mejor y seguir sus relatos, cambia de posición en casi cinco minutos de movimientos lentos y una expresión de queja de su cuerpo amorfo y sus problemas actuales de salud. La diabetes que no controla, las varices que le explotan, el paspado entre sus piernas, el dolor de espalda, los pies que retienen agua y el agotamiento de llevar tanta carga en un espíritu tan juguetón con el arte de la seducción.


No hay comentarios:

Publicar un comentario