Casa VIII

La chica sintió desde siempre un cosquilleo en el cuerpo, un frio fuerte, de una autosugestion compulsiva de la muerte...todo su mundo se veía  profundo y nada se destacaba más que el mar. Pero quiso morirse de una vez, ya cansada de sensaciones corrio al agua de noche y con luz de estrellas se escondió en olas y nadó a lo profundo decidida a desfallecer de todo, soltó sus brazos y cabeza y se dejó vencer por el agua. No quiso mover más su cuerpo, pudo flotar hacia arriba, mirando estrellas sobre un mar y sentirse reflejada, ser parte del mar y su cielo, de la inconmensurable noche....pero pasaba el tiempo y el agua fría y agitada solo  la cansaba pero no la ahogaba, no moría y empezó a llorar agua  y lamiendose las dulces lágrimas sintió la necesidad de vivir.

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