El chico tiene una perra muy linda y libre, la lleva a todos lados sin correa, sin atarla a ningun lado, ella es obediente, lo sigue y lo espera siempre en cualquier lado que no pueda entrar con él.
Una tarde, repentinamente un amiguito tocó el timbre de su casa y le pidió lo acompañara a comprar algo para tomar juntos, y la perra los siguió. Los chicos iban caminando y ella se adelantaba al camino, olía baldosas, encontraba pastos y ladraba cada tanto feliz. Los chicos entraron al supermercado y ella como siempre esperó en la puerta, pero no había salido en todo el día, así que intranquila siguió lo que venía oliendo y se alejó de la puerta para encontrarse con unos ricos huesos a la vuelta del supermercado.
Los chicos volvieron a la casa hablando entretenidos por sus presencias y no notaron que la perra no estaba con ellos hasta que la madre gritó el nombre de la perra y así un instante despues el chico bruscamente, casi desesperado empezó a correr por su casa, abrió la puerta y solo, sin su amigo la buscó por las calles de su barrio.
Corrió sin gritar, solo llanto en su cara de susto, sintiéndose desamparado y solo, prefirió no volver a su casa hasta encontrarla.
Pero la perra volvió por otro camino y él siguió buscando y buscando lo perdido solo por un largo tiempo, muy desesperado y triste regresó sin noticias y ella al fin le ladró.
Pero la perra volvió por otro camino y él siguió buscando y buscando lo perdido solo por un largo tiempo, muy desesperado y triste regresó sin noticias y ella al fin le ladró.
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