El sujeto marido tiene una amabilidad en su agradable sonrisa y punto. Hasta encantadoras facciones o elegante presencia y punto. Filtrando la dictadura y guerra de sus pensamientos, con la lucha interna de actividad y pasividad, no se sabe bien de qué lado está ni con quién, tan sutilmente provocador hasta que hace estallar la calma, rebotando en un otro que esté presente en la escena para que quede como inocente de todo lo que generó. Cómo creer que puede estallar cuando es tan perfectamente apacible a la vista!. Pero es mandón, déspota y contiene la bronca de quien quiere sobresalir pero no sabe cómo. En este caso, él no sobresale, vive de su mujer y la castiga por depender de ella. No lo sensibiliza el sacrificio que hace ella con todo. El la insulta a la mañana cuando la ve, a la tarde cuando le usa el auto, a la noche cuando come sin mirarla y pretende estar en paz, lo pide a gritos. El equilibrio lo muestra cuando duerme. Despierto provoca que todo se vea como injusto. El revela la injusticia del mundo desequilibrando.
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