-Le dije que me había insultado antes y me cortó....jajajajjajaja increible!....está nervioso todo el tiempo.-
A la mujer le salían lágrimas de los ojos de la risa contándolo. La injusticia era evidente. Era la pobrecita de la historia.....la dadora de confianza y prestamista de fé, educadora nata, justiciera sin lucha. Ella no lo soportaría ni un segundo más pero la gracia era recordar la situación en la que el otro estaba tan enojado injustamente que los insultos eran torpes, exagerados y no la identificaban. Se lo imaginaba perturbado con sus gestos fríos y desagradecidos. Cuando volvieron a hablar la mujer le propuso una terapia alternativa. - Bailá gil, bailá....creé en algo, creé en la verdad que se eleva sobre todos!
Bueno no es tan malo puede que algun dia de lo mejor de si. Eso es lo que me digo yo cada vez que alguien se comporta como un chiquillo malcriado proyectando su enojo en mi
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