Ahora ya puede hacer más de dos horas de ejercicios en el gimnasio por día y con su mujer tan pasiva y tranquila no tuvo otro remedio que hacer rendir esa prestancia muscular y rendimiento físico teniendo horas de sexo inagotable con otra persona. No tiene gran cuerpo ni grandes músculos, sino mucha energía. Su mujer tan delgada y elegante ya no le seguía el ritmo a su propio marido. Tal vez se atrevía a algunas noches de lujuria sexual, pero muy esporádicas...... Por lo que él tenía que agotar semejante entrenamiento y aplicar esas flexiones enérgicas de horas pero con una mujer salvaje y sexual debajo, sobre y al costado de él una vez por semana. Incluso en una tarde soleada con amigos hubo alguien que le quiso competir a ver quién hacía más flexiones en tono de broma y quién estaba más en forma. Con cincuenta años estaba bastante en condiciones para soportar esa prueba y desafió por plata veinte flexiones más de brazos. Y ganó. Su pareja oficial lo veía impactada y sentía que era el hombre para él, mientras preparaba los postres en el almuerzo. Mientras tanto el hombre se mensajeaba con alguna dama bien fogosa que quisiera hacer una maratón sexual ese mismo día a la noche.
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