Se le ha dicho desde chica que no podía juntarse con algunos miembros de la familia por varias razones rídículas que la madre imponía.
Se le ha mostrado como la familia se deshace y rehace y que los vínculos no sirven para nada
Se le ha mostrado que la cocina no es un lugar para la mujer y que es el peor ejercicio para una persona
Se le ha enseñado que la maternidad es tan dura como lo es la infancia
Se le ha comprobado que el hogar puede armarse resignando cosas y que cuesta sostenerlo
Se le ha mostrado cómo se sufre para construir algo que tenga bases sólidas afectivas
Así que de grande no sabía cocinar, no sabía cuidar a nadie, no sabía que hacer con sus padres ancianos, no sabía que hacer como madre ni como ama de casa. Su primer comida fue horrible y durante varios años trataba de aprender a preparar cosas ricas para su familia. Su maternidad y partos fueron de arduo trabajo y después convivir con sus hijos ha sido un aprendizaje radical en su vida. Su matrimonio y casa han sido descuidados por años hasta que forzosamente tuvo que retomar la tarea de construir su morada.
Ya mayor, sus comidas son muy ricas, muy gustosas, sus hijos tienen ternura y viven cómodos en su casa y ella trata de ser la anfitriona que nunca fue ni pensó ser en su propio hogar con sus austeros recuerdos de su propia vida y con el futuro sólido de haber aprendido a construir su nido incorruptible.
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