Saturno en Casa XI

Algunas veces pasa por una plaza, entre trámites y obligaciones, y como no tiene muchas recreaciones, los árboles alrededor la calman cuando está muy rígida en sus formas. Y se sienta en un banco de espaldas a la calesita, a la arena de los chicos y todo bullicio. Se sienta mirandose a ella misma en sus flaquezas. Una señora anciana con bastón se sienta a su lado. Ella la mira, la señora no tiene tanta agilidad para contestarle la mirada. Entonces se le acerca más y le habla  y conversan largo rato. La señora le explica su paseo diario y su soledad, le comenta su falta de vida social, lo poco que habla con alguien y el anhelo de compartir algo todavía con alguien.

Ella en cambio, le cuenta sus pocas oportunidades, sus frustraciones,  que su meta está muy exigida, que el día no le alcanza para cumplir con tantas responsabilidades y que no relaja demasiado para sociabilizar.
 Luego de eso se despidieron y pasados unos días volvió a pasar por la plaza  buscándo a la señora y no la encontró. Unos días después pasó por el mismo lugar y ahí estaba ella. Se sentó a su lado y volvieron a conversar largamente. Ambas estaban muy involucradas en lo que decían y opinaban sobre varios temas. La señora mayor le mostraba calma, seguridad y hasta alegría al verla, al fin tenía una acompañante en sus tardes. Así fue por varios meses. La señora le llevaba galletas, ella llevaba mate. Se hicieron muy amigas y algo aprendieron.