Venus en Casa VII

A él es a quien ama. A esa parte de ella que no  ve en el espejo. Esa parte que no puede embellecer en sí misma pero que  atrae con gusto a su lado sin lucha, sin esfuerzos. Es a él a quien mira y goza al mirar. Dionisio del amor. Lleva en su presencia la estética andante y va hacia ella mostrándole el deleite de su compañía. Y en su inarmónico estar, ahí está él proveyéndole la imagen con gracia y estirpe, dedicándole su seducción que la hace propia cuando se aman de todas las formas y son bellos juntos y separados son nada. Y no se funden, ni se mezclan, ni se ensombrecen, ni se iluminan. Son el amor de la vida, gratificante encuentro de dos que trasladan la costumbre de amar a la dicha del contacto real como un sentir genuino que los embellece aún mas y juntos se gozan cuando los demás los gozan a ellos. Y no fue sapo ni será príncipe, es un espectro de satisfacción ver amarla. Y cuando la entrega se haga completa, tal vez la primavera esplendorosa termine y en un par de estaciones nuevamente entre la gente atraerá la armónica presencia de otro Dios "Afrodito"....proyección real de sus encantos.

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