Marte en Casa IV

Su propio deseo viene zurcando otros cuerpos hasta penetrarse en su propia voluntad. Cuerpos que pertenecen y pertenecieron a su familia, que habitan su hogar, que lo han habitado de antaño.
Su deseo por lo tanto no le es propio al notar que él mismo fue  deseo de un otro, y éste otro a su vez deseo de otra persona y así infinitamente.  Sus padres, su padre, sus abuelos, sus bisabuelos y así toda la línea sanguínea en el horizonte. Y si existe por ser deseo de otro, cómo cumplir voluntades ajenas?
Su propio deseo fue deseo de otro y él lo intenta ejecutar después de muchos ciclos familiares.
Está cumpliendo deseos ajenos hasta que pueda cortar la vena que da vida a todo ese frenesí de existir sin paz ni calma, estando exasperado por la conquista del mundo mientras la puerta de su casa está cerrada rabiosamente. No saldría a cumplir sus expectativas si no hicieran esas paredes familiares debatirle sus días y amenazarlo con la violencia infinita que lo persigue y acosa. Sus caídas, accidentes domésticos, peleas y gritos y la decisión furiosa de desear un deseo propio.

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