Transito de Neptuno oposición Marte

Durante ese tiempo él sentía  que el desgano del mundo externo era el que no dejaba que las cosas ocurran por sí mismas. Su voluntad no tenía resultados, el afuera estaba  ciego de él.  Algo pasaba en su acción y lo enojaba. Se sentía  bastardeado por sus impulsos violentos, al querer avanzar y  no tener direcciones..... Su propio deseo parecía haberse hundido en aguas claras de pileta de verano y solo podría capturarlo si nadaba hacia allí. Lo hizo eufórico, no dejaría que su deseo escape pero cuando nadaba ese  deseo perdía consistencia y desaparecía y la ira de correr hacia él era un suplicio de descontento y desilusión.  Lo buceaba, se agitaba, lo buscaba con furia golpeando el agua, moviendo sus piernas en direcciones cansadoras, parecía su vida en cámara lenta y así sentía no lograr nada. Hasta que tuvo que sumergirse hasta lo más profundo como en caída resignada y lo claro del agua comenzó a ser un ambiente de imágenes fantásticas que podían sedarlo hasta el olvido de sí mismo y provocó sentarse en el fondo sin hacer nada, observando ilusiones de siempre que  veía que burbujeaban de su deseo. No quiso violentarse y capturarlo, quedó rendido en esa posición, conteniendo sus movimientos, nada podía hacer parecía.  Tan solo observar la relatividad de la ilusión, del fracaso sentado  e inspirarse en nuevos estados, sin esperar el ánimo ajeno, ni la compasión. El masoquismo se fundía en el agua, la líbido se colmaba de confusión, no hubo razones para ponerse de pie y nadar a la superficie. Quedó embelesado lentamente con el lento pulso de las olas cuando cambiaba de posición sus piernas allí sentado y permaneció así sedado notando si su deseo en algún momento  impregnaba esas aguas en imágenes alternas, subyugantes, refinadoras, que en algún momento lo impulsarían a la superficie nuevamente al envolverlo en pura acción.

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