Transito de Urano cuadratura Mercurio Pluton

Su casa era la misma hace veinticinco años....pero lo que cambiaba era el contenido. De dos plantas, con amplias habitaciones, sótano, altillo, garage y dos gatos. Un incendio provocó el deterioro de la fachada pero la estructura seguia intacta. Dos embarazos perdidos no ampliaron la familia.  La pérdida de trabajo del marido hizo que la hipotecaran y las deudas se acumulaban, además de las reformas. Mientras tanto, la mujer coleccionaba carteras de todo tipo porque eran su adoración y decía que venderlas sería un gran negocio más adelante. Ninguno trabajaba para hacer frente a los gastos básicos, por lo que quedaron sin agua. Sus gatos podían buscar comida en otro lado pero volvían siempre preñados y el lugar para hacer nido era esa casa. Al tiempo había más de seis gatos viviendo con ellos y hambrientos estaban por todos lados con el pis ardiente y pulgas saltando. Como no había agua empezaron a hacer las necesidades tanto el hombre como la mujer en una bolsa de nylon que luego tiraban y escondían en el sótano. Así pasaban los días, meses y años y el lugar no se limpiaba y  el horror era cada vez más grande. La mujer mientras seguía con su obsesión compulsiva de acumuladora, llenando todos los espacios de objetos muy importantes según ella que no podía deshechar por nada del mundo, sobre todo las carteras. Durante un tiempo el hombre encerró a los gatos como máxima medida de higiene. Podían oirse maullidos estrepitosos por horas, por días. La puerta de esa habitación no se abriría, tampoco la del sótano. La cocina también tenía muchas cajas ocupadas con viejas cosas, humedecidas, con moho y feo aspecto, nada serviría, ya la cocina no se usaba, el gas estaba cortado, la heladera no funcionaba.
Hasta que recibieron una orden de restricción de la propiedad y quedarían desalojados en dos días como ultimatum. Unas horas después ya comenzaba la limpieza general de la casa por un equipo de especialistas. El hombre y la mujer estaban atormentados por la intrusión. Pedían que nadie toque las cajas ni arrojen nada a la basura. Encontraron mucha resistencia pero el tiempo los apuraba, debían realizar la limpieza en un solo día por eso había más de seis personas voluntarias trabajando. Cuando abrieron la puerta donde estaban los gatos, solo había sangre en las paredes, huesos y cráneos de gatos, completamente horroroso. Entrar al sótano fue tortuoso para el equipo de trabajo, pidieron condiciones de higiene, máscaras y trajes especiales, el olor era nauseabundo y la escena visual impactante.
La mujer permanecía en la entrada de la casa, asustada, nerviosa,  imposibilitada de nada, ya mayor, con algunos problemas de salud y asma. Casi llora cuando le aconsejaron que tirara lo más que pudiera, se abrazó con un perchero con percudidos sacos y gritó que se fueran con odio cuando nadie la veía. El hombre en cambio,  caminaba quejándose de un lado hacia el otro pidiendo que no toquen su auto guardado en el garage que nunca podría usar, pero que le constituía su mayor tesoro en la casa. La mujer revisaba cajas y cajas que los hombres sacaban de la casa, para que haga elección de lo que querría llevarse con ella y terminaba eligiendo todo.  Pero la realidad es que ya no tenían un hogar para llevarse nada, estaban perdiendo su casa,  familia no quedaba cerca, necesitaban una asistencia psiquiátrica y de vivienda. 
Por organización solidaria del equipo, las carteras se pusieron a la venta en la misma entrada de la casa al día siguiente. El barrio se revolucionó, las vecinas se acercaron, consiguieron reliquias carísimas por unos cuantos dólares nada más y así logró juntar una buena cantidad de dinero para subsistir un tiempo. Recibieron amparo y asistencia social ambos.

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