Dejá todo y venite para acá!- Te parece?- Si, quiero que conozcas un lugar que no viste nunca.-
Hacerle caso no era la idea, pero qué estimulante le parecía en ese momento lo que nunca vio. Dejó lo que estaba haciendo y se fue. El amigo la llevó a la reserva ecológica. Si, ya conozco, dijo.
No, esto no creo, porque me lo hubieras dicho vos antes. Y entraron al enorme predio, caminaron por ese bosque que se encontraba en plena ciudad, muy cerca de su casa. Un museo de árboles, pájaros y cuices. Mientras más caminaban menos se escuchaba el tránsito, las bocinas, la gente.....Ellos hablaban de la insatisfacción, de los nervios colapsados.....hasta que al mirar hacia un lado, entre los árboles se podía ver el agua y escuchar su vasto movimiento llegando a la orilla al chocar con piedras y rocas. Y con tanta niebla ese día, el agua tenía el mismo color gris que el cielo y así en el horizonte se unían, con algún buque o barco flotando bien a lo lejos. Y quedó callada, quieta, mirando la visual diferente de cinco minutos antes, completamente distinto, estimulante, sanador. Se sentaron en el pasto, ambos mirando el gran gigante río. Abrazó al amigo con alegría, ¡qué lugar, y yo encerrada! dijo. Acá había que venir antes- Pudo renovar la vista, la energía, la dinámica de las rutinas. Notó que no hacía falta innovar en nada para provocar un impacto nuevo, la simpleza también trae estimulantes. Respiró hondo, de la cajita de su casa al aire libre inesperado. La panorámica había cambiado en un tris de tiempo sin tanto esfuerzo ni distancia ni dinero.
me encanta tu blog, das en la idea de una forma genial.
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