Plutón en Casa VII

Estuve agarrada de sus ropas por muchos años y él no se las sacaba tampoco. Su sombra que fue el néctar de mi vida ya  me aburría y su temperamento sólo se pudría. Yo resistí el final y seguí agarrada de sus ropas rotas por más tiempo, hipnotizada por el afán de transformar las cosas que según la vida no mueren.

Aunque le deseé la muerte en varias oportunidades, a cambio de mi renacimiento,  un día él me devolvió el deseo con la traición misma y me abandonó en medio de la avenida pateándome desde el auto para que me pisara alguna circunstancia.  Pero dos minutos después sentí cómo él se estrellaba contra algo que lo dejó en coma por varios días y yo ahí a su lado intentando resucitarlo.

Del hospital, mientras yo esperaba que la cura lo purificara, se escapó sagazmente y no pude volver a encontrarlo. Escapó sin sus ropas, algún ambo, algo robado, mientras que yo  las tenía en mis manos.

Supe con los años que no me había enamorado.

Ahora, de nadie me agarro y cuando alguien se me acerca con su sombra hipnotizante, la ilumino con mi entrega, antes que se haga monstruo....ansias acumuladas... antes de verme en él proyectada, antes que crea que pueda ser mi dueño.

Y no me he vuelto a sentirme enamorada.