Ascendente en Leo

Y llegó al lugar, se nota que entró, lo notan todos, más que nada por su disposición cálida con la vida, no sólo por su orgullo que se le escapa de los poros sin ni haber hablado todavía. Parado sobre sí mismo, un aura de un metro de espesor lo rodea con una luz invisible, que no molesta, agasaja  y ahí se encuentra él en la puerta del recinto donde otros nómades se encuentran. Pero ego tienen todos, los de allí, los de allá, los del más acá y más allá también. No es mérito propio tener ese temple y semblante, lo adquirió en su primera respiración.
La timidez es de otros. Pero insospechadamente le cuesta actuar, le cuesta mentir su vida, porque tiene muy comprometido su ego a su propia historia y la de otros no le importa. Tampoco intuye a su alrededor, sigue audaz y hasta con valentía  trabajando su arrogancia pero no logra comprender la vida de nadie. El mundo gira alrededor de él como la Tierra alrededor del Sol. Y qué le importa si él está en la Tierra. Lleva un sombrero puesto de lindo color, un atuendo de gloria y magnificencia que no lo hace rico sino único. Pero no es osada su ropa, no es osada en categoría ni precio, sino es su aura la que lo sostiene digno de llevar eso puesto.
Vive en la miseria, ha vivido en la miseria siempre, rodeado de tierras que giran a su alrededor y así, incluso así, comprendió que si no se quiere él desde siempre, no lo quiere nadie. Ahora que recién entró al lugar donde varios lo esperaban, le costó sentarse en algún sitio porque de pie logra ser más visto, aunque no sea mérito propio, sino obra de su nacimiento.

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