Tránsito Plutón oposición Marte

Por mucho tiempo la tortura y el maltrato estaban en los días y noches de aquella mujer. El hombre la  sometía, la criticaba, la rebajaba a la inutilidad de su ego. La mujer no escapaba de esa dimensión. De su voluntad, nada se sabía todavía.
Una tarde pidió el hombre carne con papas. La mujer obedeció pero las papas se le quemaron. Sirviendo la mesa el hombre olió el humo y gritó humillándola que el dinero no se tira y que le haga otra cosa rápidamente llenando de insultos la espera más un plato contra la pared cuando ella miró hacia abajo y no mostró interés. No voy a esperar, tengo hambre dijo.  Ella limpió los pedazos del plato en el suelo y él estalló en ira porque tardaría más su comida. Media hora más tarde el problema de la comida estaba resuelto. Los platos lavados, la cocina limpia, todo ordenado. Y aún así el caos recién empezaba.  El hombre la agarró de la cintura y le dijo con tono libidinoso lo bien que olía. Justamente ese  perfume era  un regalo de él, cuando después de una buena golpiza para disculparse le trajo ese presente. Un presente que duraría la eternidad al aceptarlo. Cuando él le apoyaba su cara horrible en el cuello, ella lo rechazó pero suavemente; cualquier signo de malestar podría provocar un nuevo momento de violencia y el  contacto carnal tambien lo era. Con humildad le pidió un momento, pero la tomó de los brazos con más fuerza y no la soltó. Ella le pidió nuevamente, de buena forma que esperara que se iba a perfumar más...Eso lo convenció curiosamente. La mujer agarró un encendedor, lo escondió en su mano cerrada, buscó el perfume y volvió a la habitación para poder usarlo frente a él e hipnotizarlo unos segundos como si quisiera estar dispuesta al coito con placer. El pedazo de carne con ojos la empujó hacia la cama, la desvistió con la fuerza de un cerdo mientras ella seguía con el  perfume en la mano.....entonces  fue el momento justo para rociárselo en toda su cara y con la otra mano prenderle fuego inmediatamente. 

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