Tránsito Saturno Casa VIII

El cementerio era como una ciudad, con caminos para todos lados. A veces con  pasadizos muy estrechos, que parecían imposibles de pasar, me asfixiaban cuando lo intentaba. Varias veces hice marcha atrás pero tenía que seguir hacia adelante y hacerme angosta como esos espacios ténebres cerrando los ojos y conteniendo la respiración.  Un hombre mayor y una mujer anciana me dieron una hoja con una lapicera y me indicaron que debía contestar todas las preguntas de un test si es que quería salir de ahí alguna vez. No tuve opción. Las leí desesperada, eran muchas y había que cumplir con un tiempo estipulado, sino cerraría el lugar y además oscurecería. Las personas desaparecieron dándome la última indicación y comencé a buscar las respuestas a los enigmas a través de los sarcófagos, nichos y bóvedas. Para avanzar había que atravesar el miedo, mucho terror, sugestión y claustrofobia de incertidumbre. De pronto apareció el hombre y se me acercó perversamente. Le pedí ayuda, no entendía cual podía ser el significado de la septima pregunta. Quiso tocarme y casi accedo por desesperación. No habría ninguna respuesta accediendo tampoco. El interés mortuorio me pesaba en hartazgo. Lloré con la impotencia de la soledad. Fueron varias horas de conflicto, de hacer bien el cuestionario y de no avanzar hacia ningún lado. De pronto mi casa! pensé gritando que quería encontrar mi casa...que me rendía, me rendía por la exigencia, me aburría como una película en blanco y negro sin moraleja. El viejo hombre me amenazó  que si claudicaba pasarían horribles cosas. Yo corrí de su presencia, me alejé sin darle poder alguno....vi puertas, eran todas las de mi casa, las abrí esperanzada. Abrí una.... abrí otra....y nada, muebles de cementerio, de curas blasfemos, de vejez bastardeada, cuatro paredes insulsas pero mi esperanza eterna.....yo sabía con seguridad que en alguna puerta estaría la salida, mi hogar, mi morada, mi refugio en el cementerio de otros muertos.  Seguí mi seguridad y en la séptima puerta.... ahí estaba el agua, un mar de líquido transparente que feroz se encauzaba hacia un lado y me dio felicidad aquel torrente. ....Así fue mi sueño doctor.

1 comentario:

  1. Hola, lo podés creer? Tengo transitando a Saturno en mi casa VIII, en Escorpio, y acabo de conseguir trabajo en un cementerio. Pero estoy fascinada... es uno muy especial. Buenísimo tu blog.

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