Venus en Casa II

Bello mueble, lo quiero tener. Quedaría de muy buen gusto frente al espejo ó debajo sosteniéndolo, le dijo a su novio. -Te gusta? . Sí, es elegante.- Es divino más que elegante!, es mío.
La mujer preguntó el precio, era alto pero aceptaba su valor y lo compró mientras el marido miraba otra cosa. No importaba otra evaluación sobre la compra, era un gusto exquisito que la estaba haciendo feliz, sería de ella y ni se apoyaría para no descuidarlo. Haría una reunión para homenajear el consumo y festejar la adquisición.
En su billetera carísima de muy buen cuero no tenía un billete, se la había comprado para los documentos pero no tenía nunca efectivo, así sacó su tarjeta e hizo el pago en muchísimas cuotas y firmó la transacción. Cuando le entregaron el mueble lo mandó a un carpintero y lo hizo lijar, agregar estantes y laquearlo en dorado. Para eso tuvo que esperar unos días más mientras seguía coleccionando billetes en su habitación a hurtadillas. Hasta que el trabajo estuvo terminado y se lo llevaron a su casa nuevamente, lo acomodó en el lugar que mejor se distinguiera y lo dejó allí, enamorado. Porque es el mueble quien la ama y la embellece y todas las cosas que sean refinadas y sobre todo materiales. Y su novio, por ahí estaba, como un mueble más.

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