Otro Tauro

El hombre contaba que empezó a ahorrar comerciando cosas de joven, que vendía y canjeaba, recorríiendo lugares, que empezó a viajar por el interior, despúés por el exterior y puso después su sede. Empezó a contratar gente, hasta quedarse sentado en una oficina enorme llena de secretarias. Empezó a estudiar japonés porque ya todo lo aburría. Así que abrio sucursales en japón y entró en la competencia de mercado internacional. Cuando se sentó en el sillon de su oficina japonesa, se enamoró de la competencia y vendió todo lo nacional a ese país. Compró islas, montañas y lagos por todo el mundo. Barcos, motos, autos y avionetas.
Un día, mientras estaba sentado en su silla, por el pasillo de la oficina escuchó risas, golpes, ruidos y quejas. No quiso pararse hasta que entró una mujer desagradable que lo tomó de las manijas de la silla y lo llevó por el pasillo hasta un cuarto blanco, con una cama. El hombre miró a su alrededor, pidió explicaciones y que le preparen su avión que saldría.
La mujer vestida de ambo celeste murmuró algo y le pidió silencio. El hombre acató. Luego la mujer se fue y el quedó entre paredes abstinente y sentado.