Una Tauro

Tuve que ir a trabajar y bancarme todo. Una cosa tan aburrida, lenta, que me sentía aplastada por todo y por todos. Así que renuncié al mes. Y me quedé sin hacer nada, pero empecé a buscar unos talleres y cursos de tango y yoga. Me sentí tan contenta con eso, pero llovió una semana sin parar que tuve que faltar y al final dejé de ir.
Hasta que conocí a una chica que daba yoga a domicilio y junte a un par de amigas y empezamos con yoga en mi casa los viernes a la mañana y como le conseguía gente no me cobraba nada.
Pero me dolió tanto el cuerpo despues de esa clase que no pude moverme en días y cancelé las sesiones.
Cuando me sentí mejor, me acuerdo haber comprado un vino, sola, y unos quesitos y salamines, esperando que pase el tiempo y me encerré en mi cuarto a ver unas películas. Así me di cuenta que me gustaba cine y al otro día averigué donde estudiarlo. Empecé la carrera pero la gente era insoportable y además los profesores no entendían nada. Duré unos meses y dejé eso.
Pero una noche, mi vaso de vino y yo, escuchamos un ruido en la puerta. Alguien forcejeaba entrar, entonces pregunté quien era y la puerta se abrio de un golpe, me empujaron para atrás y yo quedé paralizada. Me robaron todo. Sentí entonces que me habían robado mi propia voluntad.
Me duró mucho esa sensación.