Sentada en frente de la tarotista....esperaba que ella hablara....tan solo movía sus cartas y la miraba intermitentemente. La chica le preguntó qué veía.
La tarotista le contestó que le preocupaba las relaciones que estaba teniendo en este momento con alguien.
La chica la observaba mientras pensaba. Malas relaciones he tenido siempre. Pero esta vez pensé no estarme equivocando.
También veo -continuó la mujer de las cartas- en tu aura un poco de tensión y miedo.
La chica la observaba mientras pensaba. Tensión y miedo he tenido siempre. Pero esta vez pensé no estar tan preocupada.
Veo -continuó la tarotista - que tu futuro es prometedor. Ese hombre te va a ayudar.
La chica la observaba mientras pensaba. Sí, él me va a ayudar. Pero quién exactamente? Mi papá otra vez?....no. Debe ser él
Usted dice un hombre joven? -preguntó. La mujer contestó - sí, un hombre joven.
En qué me va a ayudar? - preguntó. La mujer tomó todas las cartas y volvió a tirarlas. La chica la observaba muy detenidamente, sus manos eran feas, la mujer tenía la mentira entre sus cejas. Yo estoy embarazada y no puede darse cuenta. Sabía que estas cosas no resultarían. Debo irme de acá.
La tarotista acomodo sus cartas y le dijo: lo que aparece aquí son indicios de un estado importante, nuevo, algo que te llega a vos como un enigma a resolver.
La chica la observaba mientras pensaba. Pensó en que siempre tiene enigmas que resolver. Y la miró firme a los ojos, le tomó las manos a la tarotista quien se sorprendió pero no se soltó y le dijo: usted está proyectando su sombra señora. No tenga miedos. Todo lo que viene haciendo se debe destruir en un sin fin de renacimientos. Su mirada tan penetrante debe relajarse en algún momento y usted merece la calma de quien ha intentado ver todo y aún así algo sigue siempre velado.
La tarotista deslizó sus manos de las de ella, juntó sus cartas y dijo: hemos terminado entonces.
Al otro día, la tarotista murió.
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