Tránsitos de Luna trigono Mercurio Pluton

Hola!, atendió dormida.
No aguanto más, no aguanto más, no aguanto más, decía una voz cada vez más desesperada que intercalaba el llanto.
Hola, qué pasó?. Ella intuía lo que pasaba, una relación conflictica retrasada en su climax.
No aguanto más, me duele el cuerpo, la cabeza, no aguanto más por favor, no aguanto más!!!. La mujer seguía llorando y gritando sin dejar de hablar.
Qué te hizo ahora? decime qué pasó?- pero sus palabras tapaban las otras.
Es siempre lo mismo, no aguanto más, me tomaría todas las pastillas.....-y explotó en congoja y lágrimas que podían sentirse-.
Escuchame, escuchame, estás ahí? Prestame atención, de esto nos vamos a reir en un tiempo, todo cambia y pasa, por favor....me estás escuchando? Te lo prometo que pasa y vas a volver  a estar bien y ese estúpido!....alejate por favor!!!! Qué te hizo???
No, no, nooo!. No aguanto más! me voy a clavar un tenedor en las venas, no aguanto más! y la llamada se cortó.
Era muy tarde, la madrugada de un día de semana cuando atendió ese teléfono. En esa distancia no podía volver a comunicarse, era otra ciudad y todo había sido a través de un celular que desconocía.
Quedó inquieta y angustiada....quedaron ambas en ese estado. El consuelo podría ser un cálido abrazo, una contención anímica, un plato de comida, un vaso de agua, una mirada atenta escuchándola. Pero no era posible, lo único que podía hacer era transformar esa angustia ajena en ella misma, sintiéndola profundamente para aliviarle a la amiga aquel dolor. Trabajó en ello, se concentró y fue influida por esa ánima.
Unos minutos después fue a la cocina esperando que volviera a llamar. Tomó  agua y sintió un mareo con náuseas, un zumbido lejano. Creyó caerse al piso cuando fue a un paso veloz a su cama y se recostó deseando no morirse en ese momento de un acv.
El teléfono volvió a sonar.
Hola por dios! te estaba esperando, pero no sabes lo que me pasó, casi me desmayo!...
La mujer no la escuchó y la interrumpió.
Se me cortó! antes, le dijo y quedó callada.
Escuchame atentamente por favor, te quiero mucho sabés?... -La mujer asintió- Pasé por esto que te pasa y puedo asegurarte que todo se  transforma. No tomes nada, no te lastimes más. Vas a ver que volvés a sentirte bien, confiás en mí? Ey! confiá en mí! por favor, no puedo hacer nada desde acá, te abrazaría fuerte pero no puedo.
La mujer la escuchaba detenidamente, más tranquila, parecía sedada, algo había cambiado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario