Neptuno retrógrado

La almohada espera como alma hada, muda y ciega que hagas de ella más que una simple almohada. Espera que la desmaterialices cuando la abrazás, pero hay muchas almohadas, almas y hadas. Hay que encontrar la que te espera, la que quiere participar de tu huida y no la que quiere ocupar  tu espacio visible. Algunas están  acomodadas con fundas limpias y bien mullidas solo para decorar la vista y después las corren, las tiran apartadas inútiles sin uso.  Es como quienes se compran los colchones más evolucionados del mercado para su mejor comodidad y duermen poco y nada siempre. No he visto almohada cómoda cuando hace escalera con otras en degradee de colores y tamaños. Se sienten muy rechazadas cuando cada día son usadas para armar un escenario en un sillón o en la cama. La almohada no necesita de los ojos abiertos; solo que necesita ser más que la cama, quiere ser un apoyo para la conciencia. Mientras la cama necesita el cuerpo, la almahada necesita tu conciencia, tu rendición, tu cabeza almacenando la luz de todo el trajín egocentrista del día y con esa luz se funde y acompaña la  recarga energética al dormir.
La almohada es la mascota del sueño, la cuidás, la limpiás, la protegés y cuando necesitás compartirle algo no contestará nada, será el confesionario del silencio inconciente hasta penetrar en el licuado escenario de lo onírico. Ahí perderá su forma, y se convertirá en el hada del alma, pero sabrá mantener tu conciencia apartada de la realidad,  para hacer surgir lo inacabado de los deseos de todos los sueños. Muchas veces se moverá sola para abrazarte y terminar paralela, algunas veces se pondrá sobre nuestra cara, otras se correrá a un costado, caerá de la cama, pero cuando uno despierta con ella abrazada, habría que agradecerle semejante compañía, hechizo y humildad, porque nada pide, nada exige, solo existe como todas las realidades y objetos, la diferencia con ella es que es la única, el único objeto que acompaña literalmente y sin esfuerzo hasta el umbral de la conciencia y no le teme a la inconciencia. Recuerda todos los sueños, por más que uno despierte sin haber soñado. Ella no invade ni hace apología del escapismo o la pesadilla, ella es mientras cada uno pueda rendirse al mundo en que ella no existe más. ¡ qué alma no la llama y qué hada no la protege de semejante peso?

2 comentarios: